Los síntomas de las piernas cansadas aparecen con más frecuencia e intensidad en las épocas de calor y cuando la presión atmosférica es baja.

La sensación de piernas pesadas a menudo no implica la existencia de patología concreta o de importancia, pero en ocasiones puede ser debida a una afección de las venas de las extremidades inferiores conocida como insuficiencia venosa crónica y que debe ser correctamente evaluada y diagnosticada por un médico especialista “angiólogo”.

La insuficiencia venosa crónica provoca que las venas de las piernas presenten cierta dificultad a la hora de enviar la sangre desde las piernas al corazón de un modo eficiente, y facilita la acumulación de líquidos o sangre en las zonas inferiores de las piernas, dando la sensación conocida como de piernas pesadas.

Los síntomas más frecuentes suelen ser un dolor más o menos intenso en las piernas (sobre todo en las partes más bajas), sensación de pesadez o calambres en las extremidades inferiores, hormigueos y picor.

En algunos casos también se puede observar una hinchazón de la zona, presentando la parte baja de la pierna un aumento de su diámetro y volumen. Si con mucho cuidado se presiona con un dedo la zona inmediatamente superior al tobillo, se puede observar durante algunos minutos la marca que ha dejado el dedo por la presión, debido a que con la presión ejercida con el dedo “deshinchamos” la piel de esa zona.

Para ayudar a aliviar los síntomas de las piernas pesadas es necesario evitar permanecer sentados o de pie durante largos periodos de tiempo, especialmente en las épocas de calor, así como ejercitar las piernas (caminar o hacer ejercicio suave) para ayudar a bombear la sangre desde las piernas hasta el corazón gracias a la acción de la musculatura de las piernas.

También se recomienda el uso de medias de compresión para disminuir la hinchazón de la zona afectada y mejorar la funcionalidad del sistema venoso de las piernas.

Es por eso que te damos a conocer las diferentes medias de compresión que existen en el mercado. Ante un paciente que solicite asesoramiento sobre piernas cansadas hay que tener presente que las causas suelen ser diversas y abordan diferentes tipos de explicaciones:

La edad

Diversos estudios han demostrado que la frecuencia de enfermedades venosas alcanza el 60% en mayores de 65 años.

Componentes genéticos y hormonales

Las personas que tienen un tejido conectivo laxo, con tendencia a aflojarse o a estirarse en exceso padecen más de piernas cansadas.

Estilo de vida sedentario y falta de ejercicio

También se incluyen problemas de sobrepeso.

Ocupación laboral

Muchas horas de pie o sentados pueden causar el síntoma de piernas cansadas. Algunos ejemplos son en profesionales de estéticas, enfermería, asistentes de vuelos o eventos, oficinistas, chóferes, etc.

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En primer lugar, aclaremos conceptos: las medias de compresión terapéutica no son lo mismo que las medias de descanso. Las primeras son un producto sanitario con evidencia científica demostrada para tratar los problemas circulatorios en las piernas, mientras que las llamadas medias de descanso (o también medias que aprietan, medias relajantes, etc.; el abanico de nombres para llamar a este producto es bastante amplio) realizan una suave presión en las piernas, pero no son un producto sanitario ni ejercen ningún efecto terapéutico. Se trata de dos productos diferenciados, aunque mucha gente los confunde y los usa indistintamente.

A parte de estos dos tipos de medias, también debemos añadir las medias normales, es decir, las muy conocidas medias de toda la vida usadas debajo de faldas y vestidos que no ejercen ninguna función terapéutica sobre las piernas sino que son solo una prenda más de vestir.

Medias de compresión

Las medias de compresión ejercen una función terapéutica en las piernas y se utilizan para tratar la Insuficiencia Venosa Crónica (IVC) y aliviar sus síntomas.

La terapia compresiva gradual ejerce una presión decreciente en la pierna, de forma que en el tobillo la compresión es mayor (100%) y decrece a medida que nos acercamos a la zona inguinal. Esta diferencia de compresión es la que facilita que la sangre ascienda de nuevo hasta el corazón, favoreciendo así el retorno venoso.

Las medias de compresión terapéuticas son el tratamiento no quirúrgico más eficaz para tratar la IVC. Estas prendas actúan como una ayuda a la bomba muscular de la pantorrilla y sustituyen a las válvulas deterioradas de las venas, consiguiendo corregir los problemas que originan una mala circulación. Están diseñadas para ejercer una presión confortable y pueden usarse a diario, estando especialmente indicadas en aquellas personas que cuentan con una mala circulación venosa y con factores de riesgo para desarrollar IVC.

Para que una media ejerza su efecto terapéutico no basta con que efectúe una determinada presión en el tobillo, sino que es necesario que ésta disminuya a lo largo de la pierna para favorecer el retorno de la circulación venosa, además de ejercer un nivel o grado de compresión determinado.

En función del grado o nivel de compresión de la media −medido en milímetros de mercurio (mmHg)−, contamos con tres tipos de compresión: Baja, que cuenta con una compresión de entre 8-15 mmHg; Mediana, con una compresión entre 15-20 mmHg;  y Firme, con una horquilla que va entre 20-30 mmHg.

Las medias de compresión son productos sanitarios, fabricados de acuerdo con unas normas muy específicas y comunes en toda la Unión Europea.

Las medias que en su etiquetado señalan que son medias para el descanso y el masaje son productos que no tienen la clasificación de producto sanitario y no están indicados para tratar, prevenir, ni aliviar los síntomas de la Insuficiencia Venosa Crónica (IVC).

La clasificación CEAP recoge los diferentes grados de Insuficiencia Venosa Crónica. El acrónimo CEAP se deriva de “Clínica”, “Etiología”, “Anatomía” y “Fisiopatología”.

Según las manifestaciones o síntomas que tengamos, elegiremos un tipo de compresión u otro. Vemos en esta tabla el nivel de compresión adecuado según los síntomas:

Información consultada en https://farmalastic.cinfa.com/

En la columna de la izquierda se observan los síntomas, ordenados de menor a mayor gravedad en seis clases según la clasificación CEAP (la clasificación clínica más completa y utilizada en la actualidad), mientras que en la columna de la derecha se indica qué compresión es la adecuada para cada fase de la enfermedad.

A continuación describiremos brevemente cada estadio de la patología:

CLASE 0: Sin signos visibles.

En esta primera fase no hay ninguna manifestación visible de la enfermedad, pero podemos sentir pesadez, dolor, picor u hormigueo, hinchazón en la zona del tobillo, piernas cansadas o inquietas y calambres musculares.

CLASE 1: Telangiectasias y varices reticulares.

Las telangiectasias y varices reticulares son los primeros signos visibles de la IVC, que se manifiestan en forma de pequeñas líneas rojizas o violetas con aspecto de telaraña (telangiectasias o arañitas vasculares) o en forma de venas dilatadas de color azulado-verdoso situadas a un nivel un poco más profundo que las anteriores (varices reticulares). Ambas son antiestéticas, pero indoloras e inofensivas.

CLASE 2: Venas varicosas (varices).

Las venas varicosas o varices son venas dilatadas que se inflaman y aparecen en la superficie de la piel. Suelen ser de color morado o azul oscuro y parecen estar abultadas o torcidas. A diferencia de las anteriores, sin el tratamiento adecuado este tipo de varices puede tener graves consecuencias.

CLASE 3: Edema.

Más conocido comúnmente como hinchazón, el edema es la acumulación de líquido entre la piel y los vasos sanguíneos. Suele manifestarse sobre todo en los pies, tobillos y piernas.

CLASE 4: Signos dérmicos.

Se trata de todas aquellas manifestaciones cutáneas causadas por la mala circulación, como dermatitis, eccemas, hiperpigmentaciones, etc. Todas ellas pueden complicarse y convertirse en úlceras.

CLASE 5: Úlcera cicatrizada.

Las úlceras consisten en la pérdida localizada o irregular de dermis o epidermis (distintas capas de la piel) de las piernas. Son redondas u ovales, de tamaño variable y tienden a aumentar. Una vez tratadas, habitualmente cicatrizan.

CLASE 6: Úlcera activa.

Es el estadio más grave de la IVC. Son úlceras que no han cicatrizado y causan un importante daño en la piel de las piernas.

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Existen algunos factores de riesgo que pueden causar o agravar la IVC, de modo que es importante revisar nuestra situación personal para valorar la propensión que tenemos a desarrollar esta enfermedad. Así, tendremos un riesgo leve si seguimos tratamientos hormonales, llevamos una vida sedentaria, sufrimos sobrepeso o realizamos viajes largos en los que vamos a estar varias horas sin andar; un riesgo moderado en caso de embarazo o de haber sido sometidos recientemente a una cirugía venosa, y un riesgo alto si tenemos antecedentes familiares de mala circulación y trabajamos de pie o sentados muchas horas.

En consecuencia, si empezamos a tener algún síntoma de esta patología −por leve que sea (primeras fases de la clasificación CEAP)−, sin duda es esencial empezar con la terapia de compresión, ya que la detección precoz y el tratamiento son fundamentales para frenar el avance de la IVC y aliviar las molestias que causa.

En función de para qué necesitemos las medias, deberemos escoger unas u otras y comprarlas en sitios distintos. Si tenemos problemas de IVC y queremos tratar, aliviar las molestias de esta patología o evitar que empeore, sin duda deberemos optar por las medias de compresión terapéutica ya que son el tratamiento no quirúrgico más eficaz.

Podemos comprarlas en la farmacias u ortopedias o puedes adquirirlos en nuestra tienda en línea de ReActiv, ya que se trata de un producto sanitario y, si tenemos dudas sobre qué prenda es la más adecuada para nuestro caso (calcetín, media corta, larga o panty) así como el tipo de compresión que necesitamos, lo mejor será consultar con un especialista de la salud “Angiólogo” para que nos asesore.

 

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Creado por:

Víctor Ramírez

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